En el Instituto se vive
una gran algarabía,
pues ya está cercano el día
en que la “flaca vendrá”.
Con el Dire llegará
aun sin ser anunciada,
pues Pili nunca le dio
una cita por “apretada”.
¿Cómo está mi Dire?,
dirá la flaca con gran sonrisa.
“Ya está aquí por quien llorabas”,
aunque te mueras de risa.
El Dire, con gran temor, a su Prefecto llamó:
¿Dónde está la disciplina?
que ya se nos coló esta ladina.
No la pude detener, pero orden voy a poner.
Cuando esto sucedía, ya ni el Dire se reía
y un suspiro ahí se oyó:
Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
Al oír esto, Arsenio en un instante llegó
y un buen grito le pegó:
“Detente ahí malandrina,
ni un susto más nos darás,
si no entregas tu bimestre
al panteón regresarás”.
Tremendo susto
le dio a la pobre calaquita,
que sin más se desarmó,
y así quedó más flaquita.
No se preocupen por mí
que a mi panteón ya me voy,
pero pronto volveré
y a los tres me cargaré
aunque me echen montón.